La autonomía eléctrica del vehículo varía en función de una serie de factores como la orografía del terreno, las condiciones meteorológicas, el estado de carga del vehículo (ocupantes + equipaje), la antigüedad y estado de la batería, el equipamiento opcional elegido (llantas, neumáticos…), el uso de elementos periféricos como calefacción, aire acondicionado o asientos calefactados, y su estilo de conducción. La autonomía indicada es un valor provisional y se ha calculado de acuerdo con el reglamento WLTP, que establece unas condiciones de prueba estándar aplicables a todos los fabricantes, de modo que los valores calculados según este reglamento sean comparables entre sí para todos los vehículos.